El terror de los monstruos en D&D #002

Unos expertos aventureros se introducen en el seno de la montaña, sus heridas demuestran con creces los peligros superados, sus habilidades hacen retroceder al mismísimo mal. Están cerca de su enemigo final, aquel que los ha puesto en contra en las más peliagudas situaciones, el que mató a Ryel, aquel semielfo con toda una vida por delante, ese ser maligno que les lleva atormentando todo un año. Están a punto de atraparle, pero una nube de fuego se alza ante ellos y de las llamas, brota la peor de la visiones…

La luz tenue empieza a apagarse, la oscuridad perpetúa cada rincón visible, el grupo de héroes queda reducido a un minúsculo círculo de luz de no más de 3 metros de radio. El suelo empieza a temblar rítmicamente, el polvo que reposa desde hace siglos salta hacia arriba dando la sensación de que intenta escapar. El temblor se hace más fuerte y aunque no ven nada, un olor a quemado entra por la nariz y les hace toser… ascuas y cenizas en el aire aparecen de repente, y allá donde la vista alcanza aparece una bola de fuego golpeando el techo.

Tras la bola de fuego un sonido que rasga el aire hace una doble chasquido, y como haciendo gala de su poder, un Balor despliega sus alas y emite un rugido desafiante . Aunque reaccionan rápido y se preparan para lo que sería el combate más duro que han conocido, el Balor consigue teleportarse a su espalda cortándoles una posible la retirada. Desenfundáan las armas y preparan los conjuros, mientras una famélica voz salida de la nada les susurra: «Habéis jugado con fuego, y os vais a quemar».

Os lo dejo en pdf aquí.

h9dcx0t

Tan solo los más aguerridos guerreros pueden hacer frente a este demonio, un formidable enemigo que puede suponer el fin de un largo viaje.

El Balor usará gritos abismales para alertar de su presencia, el retumbar de sus pasos será necesario para advertir de que un gran peligro se acerca, y por último un aura flamígera que calienta el aire, acompañado por el crujir de un látigo de fuego y una espada electrizante.

Deja un comentario