Un engaño de amor

No sabía que hacer, estaba atrapado en aquel lugar, y pese a todo le necesitaba. Quería estar con él, necesitaba agarrarle la mano y decirle que todo pasaría, que el dolor es solo una fase del proceso… solo quería estar con él.

Nos conocimos en la taberna de los cien aromas, en aquel pueblucho cerca del río Tarkamir, olía a madera de cedro y a manteca, el sonido ambiental no para de subir, y entonces apareció. Salido de la nada se sentó en mi silla y… Espera, ¿esto nunca ha pasado verdad?

– No Holer, solo está en tu cabeza.

Pero era tan real, él estaba allí y yo agarraba su mano, me miró y me lo dijo ¿Sabes? Me contó lo de mi hermano, me detalló como había muerto y a dónde se lo llevaron ¿Cómo puede saber eso si no se lo he contado?

– ¿No te das cuenta? Estás desvariando.

Krom, a lo mejor eres tú el que no sabes distinguir la realidad de la ficción, yo sé que estuve enamorado, sé que fuimos hacia el bosque para buscarte, nos besamos entre los alcornoques y tras eso nos atacaron los bandidos, y tú… ¿Dónde estabas tú? Te necesitaba Krom, y Angel también, nos dejaste solos en el bosque a nuestra suerte.

– Verás Holer, creo que necesitas sentarte y recapacitar, han pasado cosas de las que no eres consciente…

¿Qué ha pasado si se puede saber? O más bien ¿Qué te ha pasado a ti? Porque está claro que hemos tenido días totalmente diferentes, así que espero que tras contarme tus patrañas vayamos a buscar a Angel, y te advierto que como no le encontremos pagarás por hacerme gastar un valioso tiempo.

– Siéntate pequeño, te explicaré lo que ha pasado.

– Entramos en la taberna, eso es cierto. Fui a la barra a pedir un par de cervezas y ya no estabas, te habías esfumado. Pregunté a los de la taberna y te habían visto salir solo en dirección al bosque… corrías más rápido de lo que jamás te he visto correr. Fui detrás tuya, pero no pude seguirte el ritmo, allá donde comienza la linde del bosque pétreo desapareciste.

Krom, me estás mintiendo y lo sabes.

– Ojalá, pero estabas bajo el influjo de algún hechizo, corrías de un modo animal, si no me crees mírate las uñas, las tienes llenas de tierra. Tras entrar en el bosque encontré tu rasgo fácilmente, pues no tratabas de ocultarlo, tus huellas se dirigían a unas antiguas ruinas. Obviamente entré a prisa, aunque eso no quita el escalofrío que sentí bajando aquellas escaleras maltrechas. Anduve durante 15 minutos por una red de túneles en las que lo único que podía seguir eran tus huellas, y para mi asombro, unas huellas un poco más grandes a las tuyas caminaban a tu lado, a la vez, en sintonía. Vuestras pisadas estaban acompasadas, como si estuviera pegado a ti de algún modo. Tras percatarme de esto aumenté el ritmo, me iba a salir el corazón por la boca, pero te encontré.

Holer le mira en silencio sin comprender la situación.

– Te vi de pie, llorabas y decías cosas sin sentido, parecías hablar una extraña lengua. Te llamé en voz baja y algo me golpeó la cabeza, reaccioné rápido y pude propinar un golpe certero a «eso», de la nada cayó al suelo un pequeño frasco etiquetado (Krom arroja el fraco a Holer).

– ¿Qué es esto?

Tu léelo joven.

– Poción de amor. ¿Cómo que poción de amor? ¿Me bebí esto? ¿Cuándo?

Es lo que trato de decirte, no sé cuando pasó pero pasó. El caso es que en aquel lugar olía a muerte, y había algo que te había hecho bajar hasta allí. Usé el viejo truco de hacer luz esperando que aquello que estuviera por la zona huyera mientras te sacaba de allí, pero no fue muy tan fácil como pensé, tan solo tienes que mirar estas heridas en el hombro. ¿Entiendes ahora lo que quiero decirte? Llevas 2 horas traumatizado, llorando y suplicando por un tal Ángel, pero ese Ángel nunca ha existido. En cambio, si existía una criatura que quería devorarte, que te había hechizado y se disponía a jugar contigo.

– Creo que comienzo a discernir la realidad pero ¿Qué clase de criatura era?

No podría decírtelo, pero al matarla parecía un simple humano.

– No puedo ni imaginarlo, estoy… un poco confuso.

Tranquilo pequeño, bebe un poco de agua te sentará bien.

Mientras Holer bebía agua y se sentaba de espaldas al fuego para contemplar el atardecer, la cara de Krom empezaba a desfigurarse mostrando unos enormes colmillos, sus dedos se alargaban formando una gran garra, y lentamente caminó hacia un despreocupado Holer, que vería la luz del sol por última vez.

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